El Plan Ómnibus entra en escena simplificando procesos y detiene el tiempo para determinados cambios regulatorios
La Comisión Europea ha presentado el Plan Ómnibus, un nuevo Plan de Acción para la Industria Química. El paquete regulatorio “Omnibus” se publicó el 9 de julio. Este plan busca reforzar la competitividad y la sostenibilidad del sector químico europeo. Aborda retos como la innovación, los costes energéticos y la adaptación a nuevas exigencias regulatorias.
El paquete Omnibus introduce medidas para simplificar la legislación sobre productos químicos en la Unión Europea. Una de sus novedades es la posibilidad de suspender (“detener el reloj”) la aplicación de ciertos plazos regulatorios. Esta suspensión se mantiene hasta que exista un texto legislativo simplificado. Así, la industria puede adaptarse sin riesgo de incumplimiento mientras se revisa la normativa.
Entre los puntos destacados del Plan de Acción:
- Habrá una revisión específica de REACH en el cuarto trimestre de 2025.
- Se publicará el Omnibus Químico, que incluye disposiciones sobre CLP, fechas de aplicación y medidas transitorias.
- Se incorpora un mecanismo temporal para suspender plazos de aplicación hasta que haya nueva legislación simplificada.
¿Cómo afecta el plan al Reglamento CLP?
El plan Ómnibus ha paralizado la aplicación de varias disposiciones clave del nuevo Reglamento CLP. Esto afecta principalmente a nuevas obligaciones de clasificación, etiquetado y plazos para sustancias y mezclas peligrosas.
El mecanismo de “detener el reloj” permite suspender temporalmente la entrada en vigor de ciertos requisitos del CLP, como:
- Nuevas reglas de etiquetado para sustancias y mezclas peligrosas.
- Cambios en la información al consumidor y en los envases.
- Obligaciones de actualización de etiquetas y plazos para productos ya comercializados.
- Aplicación de nuevas categorías de peligro y criterios de clasificación armonizada.
- Medidas específicas para envases pequeños y el uso de tecnología digital.
Gracias a esta paralización, las empresas disponen de más tiempo para adaptarse a la normativa. Así evitan inversiones inmediatas en cambios que podrían volver a modificarse cuando se apruebe el texto definitivo. El objetivo es garantizar una transición ordenada y realista para la industria química europea. Se minimizan cargas administrativas y riesgos de incumplimiento.
Estas iniciativas suponen un avance hacia una regulación más eficiente y adaptada a la realidad industrial europea. El sector químico gana en seguridad jurídica y capacidad de adaptación. Al mismo tiempo, se refuerza la protección del consumidor y el medio ambiente.
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