División en la Industria por la posible desaparición de la Base de Datos SCIP de la UE
La industria europea se encuentra en un debate polarizado ante la reciente propuesta de la Comisión Europea de eliminar la base de datos SCIP (Sustancias Preocupantes en Artículos Complejos o Productos), mantenida por la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA). Mientras que algunas empresas y sectores acogen con agrado la idea como un alivio necesario de la carga administrativa, otros advierten que su desaparición socavaría la transparencia de los productos químicos a lo largo de la cadena de suministro, un objetivo clave de la estrategia ambiental de la UE.
La base de datos SCIP se estableció bajo la Directiva Marco de Residuos (DM R), obligando a las empresas a notificar a la ECHA si sus productos contienen sustancias altamente preocupantes (SVHC) incluidas en la Lista de Candidatas de REACH. El propósito es mejorar la trazabilidad de estas sustancias desde el productor hasta la fase de residuos, facilitando la toma de decisiones para los gestores de residuos y fomentando la sustitución de químicos peligrosos.
Argumentos a favor de la simplificación
La iniciativa de la Comisión Europea de considerar la eliminación de SCIP surge como parte de un esfuerzo más amplio para reducir la carga regulatoria sobre las empresas de la UE, especialmente las pequeñas y medianas (PYMES). Quienes apoyan la medida argumentan que el proceso de recopilación y envío de datos a SCIP es ineficiente y consume grandes cantidades de recursos, sin ofrecer un beneficio proporcional. Para muchas empresas, especialmente aquellas con carteras de productos muy amplias y cadenas de suministro complejas, la notificación continua a la base de datos se ha convertido en un cuello de botella costoso que desvía recursos de la innovación y otras operaciones esenciales. La reducción de esta burocracia se percibe como una forma directa de mejorar la competitividad de las empresas europeas.
La defensa de la transparencia y la economía circular
En contraste, numerosos actores, incluidos gestores de residuos, organizaciones ecologistas y partes de la propia industria, han expresado su profunda preocupación. Su principal argumento es que el desmantelamiento de SCIP destruiría el progreso logrado en la economía circular. La información proporcionada a través de la base de datos es vital para los gestores de residuos, ya que les permite identificar y tratar adecuadamente los artículos que contienen SVHC, previniendo así la contaminación y mejorando la calidad del reciclaje.
La voz de la sociedad civil también ha jugado un papel determinante. Una consulta sobre la simplificación de las cargas administrativas de la legislación ambiental, que finalizó el 10 de septiembre, recibió un récord de 119.543 comentarios. Esta cifra, impulsada en gran medida por una campaña de ONG, subraya el alto interés público en mantener la transparencia sobre los químicos en los productos de consumo.
Perspectivas futura
La decisión final de la Comisión Europea se centrará en sopesar el beneficio percibido de la simplificación administrativa frente al riesgo de socavar los objetivos de la Estrategia de Sostenibilidad Química y la Economía Circular de la UE. Mientras que la industria espera una solución que alivie la presión sin comprometer la seguridad, el futuro de la base de datos SCIP pende de un hilo, reflejando la tensión inherente entre la ambición medioambiental y la necesidad de competitividad económica en el continente.
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Fuente: Enhesa